El ayuno intermitente consiste en alternar la ingesta de alimentos con periodos de ayuno. Es una práctica que puede realizarse de formas distintas y que en los últimos años está cobrando mucho protagonismo. Si buscas en google “ayuno intermitente” aparecen paginas con consejos para iniciarte en esta práctica, otras que hablan de los muchos beneficios, y por supuesto, otras que lo venden como método para perder peso.
No tengo formación para poder opinar sobre los beneficios que tiene para la salud física de las personas, por lo que no voy a entrar en ese tema. Pero si me gustaría que pudiéramos valorar las consecuencias o los peligros que puede tener para la salud mental.
Lo primero que me gustaría comentar es que el ayuno se ha puesto de moda, y cuando algo se pone de moda, pierde su esencia. En este caso, el ayuno debe estar pautado por profesionales y puede resultar beneficiosos para una población determinada, pero si lo ponemos de moda está accesible a todo el mundo, todos/as quieren hacerlo y se olvidan los aspectos a tener en cuenta, las diferencias individuales, contraindicaciones… Además, como vivimos en una sociedad gordofóbica y pesocentrista, la moda se traslada a una “dieta” más para adelgazar, para tonificar o para un fin estético como tal.
Por otra parte, aunque haya profesionales que hagan una valoración, considero que esa valoración no debe solo considerar aspectos de salud física, sino que debe incluir la mental, y esto es algo que en pocas ocasiones ocurre (por desgracia). Para poder obtener los beneficios de los que tanta se habla, habrá que ver si no hay contraindicación a nivel de salud mental, porque si encuentro beneficios para mi salud física pero desarrollo una enfermedad mental, ¿realmente hay salud? El Ayuno puede usarse como una dieta restrictiva más, y esto siempre es un factor de riesgo para padecer un Trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Es habitual encontrar en consulta a personas que sufren un TCA desde hace tiempo y ni ellas ni su entrono son conscientes de ello, por lo que minimizan su sintomatología, si un profesional no está formado en trastornos alimentarios puede encontrar mucha dificultad para diferenciar aquellas conductas que puede tener una persona que le acercan a padecer un TCA. Si no se detectan, pero están, y se recomienda el ayuno, éste puede actuar como factor precipitante para desarrollar la enfermedad. De ahí que vea tan imprudente que una práctica que pueda ser tan peligrosa se recomiende de forma tan abierta.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la rigidez. En este caso, los ayunos intermitentes se pueden realizar en diferentes formatos (12/12, 16/8, 24 horas…). El tener que adaptarse a unas horas determinadas, nos lleva a desconectarnos de nuestras señales de hambre y saciedad. ¿Qué ocurre si me faltan 2 horas y empiezo a sentir hambre? (le enseño a mi cuerpo a ignorar la señal de hambre) Durante ese tiempo mi cerebro va a intentar mandarme de diferentes formas, señales para que ingiera alimento, por lo que, en el momento que tenga permiso para comer, es probable que pueda comer de forma más descontrolada o mayor cantidad de la que hubiera ingerido en otra situación (no atiendo a mi señal de saciedad), o incluso que se pueda dar un atracón. El hambre y la saciedad son mecanismos de regulación que utiliza nuestro cuerpo, si me desconecto de ellos (algo que ocurre en la mayoría de dietas restrictivas), puede verse alterada mi relación con la comida.
También se observan consecuencias a nivel social, al tener que renunciar a planes o modificar mi vida para adaptarme a las pautas del ayuno intermitente. Y de nuevo aquí hablo de la rigidez, si algo es saludable tiene que ser siempre desde la flexibilidad.
Estos son solo algunos de los inconvenientes que puede tener el ayuno intermitente, tanto si una persona decide iniciarlo por su propia cuenta, como si un profesional lo recomienda sin valorar aspectos psicológicos relacionados con la relación con su cuerpo, con la comida, historial dietético, factores predisponentes para un TCA… Si quieres realizar cambios en tu alimentación intenta buscar siempre profesionales que tengan en cuenta tu salud mental, porque no hay salud sin salud mental. ¡Nosotras estamos a tu disposición si quieres hacerlo de una manera consciente y sana!
Artículo escrito por nuestra psicóloga Berta.