¿Alguna vez habéis experimentado la emoción de culpa después de comer un alimento que se “sale” de vuestra pauta establecida? Si es así, ¿os habéis preguntado el por qué?
La emoción de la culpa aparece para avisarnos de que hemos hecho algo “malo” y nos da la posibilidad de repararlo…entonces, ¿cuando aparece con respecto a la comida nos está diciendo que hemos hecho algo malo comiendo?
Actualmente tenemos acceso a mucha información sobre alimentación, aunque no siempre viene de la mano de profesionales expertxs en nutrición y de la salud, sino que va enfocada a hacernos creer que podemos conseguir un determinado cuerpo o forma corporal si seguimos una dieta determinada. Esta clase de dietas suelen por lo general caracterizarse por ser hipocalóricas y restrictivas y buscan conseguir resultados en poco tiempo. Es muy habitual encontrar alimentos o grupos alimentarios “prohibidos” como pueden ser las grasas y los hidratos de carbono. Dietas “milagrosas” imposibles de mantener en el tiempo que acaban conduciendo a quienes las siguen a una espiral de mala relación con la comida y sus cuerpos. En el momento que la persona ingiere un alimento “prohibido” comienza a experimentar culpa y pensamientos como “no debería de haber comido eso” “me siento mal con mi cuerpo”. Además, no podemos obviar que son alimentos de fácil acceso y que día a día pasamos por delante de restaurantes, negocios de comida y vemos a otras personas comiéndolos, lo cual puede provocar más deseo de consumirlos. Deseo ante lo “prohibido” y la culpa inmediatamente después de comerlo…pero, ¿dónde ponemos el foco para ayudarnos con la culpa?, ¿ En lo deseado o en lo prohibido?. Realmente el problema está en lo que se considera “prohibido” y que nos aleja de ese ideal de belleza que queremos alcanzar (spoiler: ¡no es alcanzable!). Lo más aconsejable es adquirir una serie de hábitos saludables entre los que se incluya una alimentación variada y, muy importante, no restrictiva. No estamos haciendo nada malo cuando comemos un alimento que se sale de lo que comemos normalmente, nuestro cuerpo no se va a ver afectado, es más, nos lo agradecerá y esto prevendrá además que se genere ansiedad y pérdida de control ante los mismos.
Si os volvéis a encontrar ante esta situación recordad esta reflexión: la culpa no la tienen ni tu cuerpo ni la comida, si no las dietas que nos dicen lo que está prohibido. Y si necesitas nuestra ayuda, ¡nosotras estamos a tu disposición si quieres hacerlo de una manera consciente y sana!
Os dejamos un artículo que nos pareció muy interesante de nuestra compañera Marta García que habla sobre la culpa trás un atracón. ¡Os animamos a que le echéis un vistazo!
Artículo escrito por nuestra psicóloga María.